El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 impulsa las comunidades energéticas locales para alcanzar el objetivo 2050 de descarbonización y transición energética. El concepto de este modelo parte de una instalación fotovoltaica compartida entre varios vecinos, empresas o bien, administrada desde un ente público.
Así, los gastos ocasionados por la inversión inicial se comparten, como también la energía generada.
Además, posibilita que tanto empresas como particulares, que no disponen de cubiertas o tejados con condiciones favorables para la instalación de los módulos solares, puedan nutrirse de la energía limpia, con el ahorro que supone. Este tipo de instalaciones permite reducir entre un 20 y 30 % la factura eléctrica.
En el caso de los parques industriales, la comunidad energética local juega un papel clave en el desarrollo sostenible y la implementación a energías renovables. De este modo, un grupo de empresas puede asociarse para constituir un modelo energético sostenible y compartido. Se consigue así hacer accesible la energía fotovoltaica prácticamente a todas las empresas. Primero, por la inversión inicial compartida y segundo, porque naves que están ubicadas totalmente en sombra pueden beber de esa energía y participar del proyecto renovable.
Los beneficios de la comunidad energética local no son ganancias financieras. El paquete de energía limpia facilita la transición de energías fósiles a energía renovable y fomenta el consumo más eficiente.
Sobre esto y mucho más hemos hablado durante nuestra entrevista con la Revista Economía 3 en su edición de abril. Aquí podéis leer parte del contenido. ¡Esperemos que os guste! 🙂